Este disco está dedicado a mi hija mayor Melu (Malanie) quien nació el 22 de noviembre del 2007 y murió el 25 de diciembre del 2015 en un accidente en bicicleta. Melu con 8 años 1 mes y pocos días me ayudó a conocerme más en todo sentido, a recordar quién verdaderamente soy.
Pocos días después del accidente decidí tocar el piano, necesitaba entender a traves de la música qué me estaba pasando y quién seguía siendo, pero esta vez lo decidí hacer de otra forma. Lo primero que hice fue poner mi celular a grabar casi todo lo que tocara sin importar qué fuera. En vez de sentarme en la banqueta del piano, puse unos almohadones muy bajitos en el piso y probé tocar sentado allí, el teclado me quedaba casi a la altura de mi cabeza y simplemente empecé a tocar y grabar varias horas sin parar durante varios meses.
Para este disco elegí algunas de esas músicas las cuales fueron compuestas de esta forma, salvo «Over the Rainbow» y «Hoy». En ningún momento paré para analizar nada de lo que estaba tocando, no me interesó escribirlo, no me importó en absoluto qué estilo de música era, qué armonía debería de ser ó que relación podía tener la melodía con la armonía.
Años de estudio y práctica al fin estaban encontrando un sentido. Empecé a descubrir que la música sonaba diferente a lo que había tocado durante casi toda mi vida, no había pre juicios… sonaba sencillamente simple, fácil de entender, poco contenido armónico, melodías claras, algo reiterativas. Por sobre todo empecé a sentir paz, amor, conexión y sanación.
Fue el momento de mi vida que más libre me sentí sin lugar a dudas, me había dado el derecho de hacer lo primero que sintiera dejando la mente a un lado, lo curioso es que percibí que quienes me rodearon también me ofrecían esa hermosa libertad sin pedir nada a cambio, todo estaba permitido y era aceptado. Por algunos instantes llegué a sentir que no estaba precisamente en la tierra, era una sensación de flotar en total conciencia.
El máximo extremo dolor también me ofrecía una gran paz, que muchas veces extraño. Descubrí que el dolor puede ser un gran sanador y al mismo tiempo es el único que te obliga a parar, a contemplar cosas tan simples como un camino de hormigas haciendo su trabajo, un escarabajo caminando sólo entre las hojas verdes, enseñándome a entender que sería un poco más fácil vivir sin apegos tan fuertes ó simplemente mirar la luna por 20 ó 30 minutos. Parar… no tener apuro, sin tener ninguna necesidad de producir ni sentirme productivo. Simplemente detenerme. Leer un libro, meditar también fueron buenos aliados. Pensar en todas las experiencias vividas é intentar aceptarlas es un ejercicio que no olvido hacer a menudo.
Pensar en D´s y las religiones es algo que no dejé de hacer, por supuesto no llegué a ninguna respuesta certera y definitiva, pero pude observar que sólo el hecho de pensar en D´s me ofrece paz, amor inigualable y una sensación de que así deben de ser las cosas.
En cuanto a la religión, siendo muy poco conocedor del tema, igualmente pude sentir una relación de la religión con los miedos que no me deja estar verdaderamente cómodo. Comprendí que se puede ser espiritual aunque no sea una persona demasiado aferrada a la religión. Me acerqué a la muerte sin miedo, queriendo comprender ó quizás recordar de qué se trata esta etapa de la vida. Un tema el cual siempre evité y mantuve lejos de mi, como si no fuera parte esencial de la vida. Puse más atención en cómo quiero disfrutar mi tiempo, como quiero gastar y mal gastar mi oportunidad de vivir.
Aprendí algo muy interesante y es que la vivencia tiene un valor muchas veces distinto a lo que se imagina quien no la vive. No hay estudios, títulos ni creencias que puedan llegar ni cerca a transmitir y asemejarse a lo que es la experiencia en si misma. Observé en lo generosas que nos convertimos las personas bajo el dolor propio ó ajeno. Me vi contemplando qué distinto puedo ser de lo que creo que los demás piensan que soy. Paré y sigo parando para intentar ser simplemente honesto conmigo y escucharme.
Jamás hubiese imaginado hacerme estas preguntas y buscar dentro mío respuestas, tampoco me hubiese imaginado grabar un disco de este estilo de música, es muy probable que si alguien me hubiese mostrado esta música de un músico ¨jazzista¨ la habría criticado bastante duro.
Seguí tocando y al tiempo empecé a notar que mientras me conectaba con la música iba vivenciando diferentes momentos previos, durante y posteriores al accidente, muchas veces viví esos momentos exactamente con la misma intensidad a como fueron. Pude volver a ver como el tiempo se detiene en segundos ó milésimas de segundos. Lloré muchísimo mientras toqué el piano y hasta el día de hoy por momentos lo sigo haciendo.
En esta etapa me di cuenta que la música puede tener otro lugar al que yo le había dado, un lugar muy poderoso, súper merecido y que ignoraba por completo. Un lugar en donde el ego se corre hacia un costado, en donde el yo no importa casi nada, de verdad poco importa qué estilo de música se está tocando, si está bien interpretada, para cuantas personas se está tocando y a cuántos de esos les gustará o no…
La música empezó a ubicarse en el lugar que debía estar, comenzó a tener su propia energía é independencia y me estaba ayudando a aceptar y lo estaba haciendo mejor que nadie y así lo sigue haciendo hasta el día hoy. Vivenciando esos momentos le di título a cada música de este disco.
Este disco no tiene fines comerciales y esto es posible gracias a FONAM que me apoyó económicamente para la realización del mismo, a quienes les agradezco enormemente. El disco se puede bajar totalmente gratis en la web: www.meluweb.com. Me gustaría regalarlo en primera instancia a aquellas familias que pasaron por una experiencia como la nuestra, que sin duda lo sabrán entender y valorar sin necesidad de muchas palabras. También me encantaría que quien reciba este disco haga una buena acción en honor a Melu.
Quiero aclarar que en esos momentos de tocar el piano, también compuse varias músicas que por alguna razón me hicieron pensar en el vínculo muy especial de algunos familiares cercanos con Melu como es el caso de una música dedicada a mi madre y otra a la tía Silvita que lamentablemente fueron imposibles de volver a reproducir en el estudio.
En referencia a esta producción muchas gracias a mi amigo Luis Ravizza por acompañarme en el emotivo y reflexivo camino de grabar este disco. Muchas gracias Diego Cataldo por involucrarte con tu arte en este disco tan íntimo y por tu generosidad. Se lo dedico con todo mi amor a muchos de ustedes por acompañarnos, acariciarnos, ayudarnos y mimarnos siempre a mi esposa Jaqui, mi hija Lara, mi hijo Joaco, a Tere y a mi.
No me voy a cansar de nombrar: a mis padres, suegros, hermanos, cuñados, sobrinos, amigos esos de verdad que no preciso decirles gracias, esos que están desde el minuto cero, hijos de nuestros amigos, tíos, primos, a Tere, padres de la escuela Yavne, Instituto Yavne una institución de la cual recibimos mucho amor y contención, shil del Yavne, compañeros de Melu, maestros, Kehila, Jazit, madrijim de Melu, vecinos, rabinos y sus familias, músicos, aquellas personas que en esos momentos nos enviaron comida llenos de amor, conocidos, doctores, psicólogos, masajistas, personas vinculadas por trabajo y muchos que ni siquiera sabemos quiénes son y rezaron por nosotros. Estoy muy agradecido con todos ustedes y sepan que ese amor incondicional lo recibimos tal como ustedes lo brindaron.
Gracias al amor de mi vida Jaqui por apoyarme incondicionalmente en todo. Gracias Melu por haber compartido todas estas experiencias juntos, de los mágicos momentos no hay fotos, me hubiese distraído sacándolas y no serían los mejores. Gracias Lari por mostrarnos el camino por donde continuar, lo haces de verdad muy bien. Gracias Joaco por venir en un momento tan especial.
También estoy muy agradecido a las posibilidades que me dá mi trabajo que me permitió disfrutar mucho de estar cerca de Melu durante esos 8 años.
Gracias D´s.
Gracias.